lunes, 15 de marzo de 2010

Magia en teoría y práctica (Aleister Crowley)


Magia es la ciencia y arte de causar cambio en conformidad con la Voluntad.
Ejemplo: Es mi voluntad informar al mundo de ciertos hechos en mi conocimiento. Por lo tanto tomo armas mágicas, lapicera, tinta y papel, escribo encantamientos, estas mismas oraciones, en un lenguaje mágico, o sea, uno que sea entendido por la gente que deseo instruir, invoco a espíritus, como ser imprenteros, editores, libreros, etcétera, y los hago llevar mi mensaje a esa gente. La composición y distribución de este libro es, entonces, un acto de magia por el cual causo un cambio en conformidad con mi voluntad.

Nota: en un sentido, la magia puede ser definida como el nombre dado a la ciencia por la gente vulgar.

Cualquier cambio requerido puede ser efectuado por la aplicación del tipo y grado de fuerza adecuados, en la manera adecuada, a través del medio adecuado al objeto adecuado.
Ilustración: Deseo preparar una onza de cloruro de oro. Tengo que elegir el tipo correcto de ácido, nitro-hidroclorico, y no otro, en un contenedor que no se rompa, que no pierda y no se corroa, de tal forma de no porvocar resultados indeseados, con la cantidad necesaria de oro, y así. Cada cambio tiene sus propias condiciones. En el presente estado de nuestro conocimiento y poder, algunos cambios no son posibles en práctica, por ejemplo, no podemos causar eclipses o convertir plomo en lata, o crear hombres a partir de hongos. Pero es teóricamente posible causar en cualquier objeto cualquier cambio del cual dicho objeto es capaz por natraleza, y las condiciones están cubiertas por el anterior postulado.

3) Teoremas
1- Todo acto intencional es un acto mágico.
Ilustración: ver definición anterior.
Nota: por intencional queremos decir deseado. Pero incluso los actos no intencionales no lo son verdaderamente. Por lo tanto, respirar es un acto de la voluntad de vivir.
2- Todo acto exitoso fue en conformidad con el postulado.
3- Toda falla prueba que uno o más de los requerimientos del postulado no fueron completados.
Ilustraciones: Puede haber una falla al entender el caso, como cuando un doctor hace un diagnóstico equivocado, y su tratamiento perjudica al paciente. Puede ser una falla por aplicar el tipo de fuerza adecuado, como cuando un rústico trata de apagar una luz eléctrica soplándola. Puede haber una falla en aplicar el grado adecuado de fuerza, como cuando en una pulseada se rompe la agarradera de uno de los participantes. Puede haber una falla en aplicar la fuerza en la manera correcta, como cuando uno peresenta un cheque en la ventanilla equivocada del banco. Puede haber una falla en emplear el método correcto, como cuando Leonardo da Vinci vio su obra maestra desvanecese. La fuerza puede aplicarse a un objeto incorrecto, como cuando uno trata de partir una piedra pensando que es una nuez.

4) El primer requisito para causar cambio es a través de un entendimiento cualitativo y cuantitativo de las condiciones.
Ilustración: La causa más común de falla en la vida es la ignorancia de nuestra propia verdadera voluntad, o de los medios para cumplir esa voluntad. Un hombre puede creerse que es un pintor y desperdiciar su vida tratando de convertirse en uno, o puede realmente ser un pintor, y aún así no entender ni medir las dificultades particulares de esa carrera.

5) El segundo requisito para causar cambio es la habilidad práctica de poner en el movimiento adecuado a las fuerzas necesarias.
Ilustración: Un banquero puede tener un entendimiento perfecto de una situación dada, y aún así faltarle la cualidad de decisión, o del capital necesario como para tomar ventaja de eso.

6) Cada hombre y cada mujer es una estrella. Esto equivale a decir que cada ser humano es intrínsicamente un individuo independiente con su propio carácter y su propio movimento.

7) Cada hombre y cada mujer tiene un curso, dependiendo en parte de su propio yo, y en parte de su entorno, el cual es natural y necesario para cada uno. Alguien que es forzado a apartarse de su propio curso, sea por qu él mismo no lo entiende, o por causa de una oposición externa, entra en conflicto con el orden del universo, y sufre como consecuencia de eso.
Ilustración: Un hombre puede pensar que es su deber actuar en cierta manera, por causa de haberse hecho una imagen fantasiosa de él mismo, en vez de investigar su propia naturaleza real. Por ejemplo, una mujer puede hacerse miserable a ella misma por toda su vida pensando que prefiere el amor a la aceptación social, o viceversa. Una mujer puede quedarse con un marido antipático cuando en realidad estaría feliz en un altillo con un amante, mientras que otra puede engañarse a si misma con un metejón romántico, cuando su único placer está en dirigir funciones aceptables. También, el instinto de un niño puede decirle que vaya al mar, mientras que sus padres insisten en que se convierta en doctor. En ese caso va a ser tanto ineficaz como infeliz en la medicina.

8) Un hombre cuya voluntad consciente está enfrentada con su verdadera voluntad está desperdiciando su fuerza. No puede pretender influenciar a su entorno eficientemente.
Ilustración: Cuando hay guerra civil en una nación, no está en condiciones de proponerse la invasión de otros países. Un hombre con cancer emplea su nutrición en misma forma para su propio uso y para el enemigo que es parte de si mismo. Pronto deja de resistir las presiones del entorno. En la vida práctica, un hombre que hace lo que su consciencia le indica que está mal va a hacerlo muy torpemente, por lo menos al principio.

9) Un hombre que está haciendo su verdadera voluntad tiene la inercia del universo a su favor.
Ilustración: El primer principio de éxito en la evolución es que el individuo debe ser fiel a su propia naturaleza, y al mismo tiempo adaptarse a su entorno.

10) La naturaleza es un fenómeno continuo, por lo tanto podemos no conocer en todos los casos cómo están conectadas las cosas.
Ilustración: La consciencia humana depende de las propiedades del protoplasma, la existencia del cual depende de innumerables condiciones físicas peculiares de este planeta, y este planeta está determinado por el balance mecánico de la totalidad del universo material. Entonces podemos decir que nuestra consciencia está conectada causalmente con las galaxias más remotas, y aún así no sabemos cómo esto surge de, o con, los cambios moleculares en el cerebro.

11) La ciencia nos permite tomar ventaja de la continuidad de la naturaleza por la aplicación empírica de ciertos principios cuya interrelación involucra distintos órdenes de ideas conectados entre sí de un manera que está más allá de nuestra presente comprensión.
Ilustración: Podemos iluminar ciudades con métodos prácticos. No sabemos qué es la consciencia o cómo está conectada con la acción muscular, qué es la electricidad o cómo está conectada con las máquinas que la generan, y nuestros métodos dependen de cálculos que involucran ideas matemáticas que no tienen ninguna correspondencia con el universo tal como lo conocemos, por ejemplo expresiones irreales, irracionales e infinitas.

12) El hombre ignora la naturaleza de su propio ser y sus poderes. Hasta la idea de sus limitaciones está basada en su experiencia del pasado, y cada paso en su progreso extiende su imperio. Por lo tanto no hay razón para asignar límites teóricos a lo que puede ser, o a lo que puede hacer.
Ilustración: Hace una generación se suponía teóricamente imposible que el hombre pudiese conocer alguna vez la composición de las estrellas fijas. Se sabe que nuestros sentidos están adaptados para recibir sólo una fracción de las posibles frecuencias de vibración. Los instrumentos modernos nos han permitido detectar algunas de esas ondas super sensibles por medios indirectos, e incluso usar sus cualidades peculiares en el servicio del hombre, como en el caso de los rayos de Hertz y Roentgen. Como dijo Tyndall, el hombre puede, en cualquier momento, aprender a percibir e utilizar vibraciones de todo tipo, concebible e inconcebible. La búsqueda de la magia es la búsqueda de descubrir y utilizar las fuerzas de la naturaleza desconocidas hasta ahora. Sabemos que existen, y no podemos dudar de la posibilidad de instrumentos mentales o físicos capaces de darnos una relación con ellas.

13) Cada hombre es más o menos consciente de que su individualidad comprende varios órdenes de existencia, aún cuando mantiene que sus principios sutiles son meramente sintomáticos de los cambios de su vehículo más burdo. Se puede asumir que un orden similar se extiende a través de la naturaleza.
Ilustración: Uno no confunde el dolor de dientes con el desgaste que lo causa. Los objetos inanimados son sensibles a ciertas fuerzas físicas, como la conductividad eléctrica y térmica, pero ni en nosotros ni en ellos, por lo que sabemos, hay una percepción consciente directa de esas fuerzas. Influencias imperceptibles, por lo tanto, están asociadas con todos los fenómenos materiales, y no hay razón por la cual no podamos trabajar sobre la materia a través de esas energías sutiles de la misma manera que lo hacemos a través de sus bases materiales. En efecto, usamos la f uerza magnética para mover el hierro y la radiación solar para reproducir imágenes.

14) El hombre es capaz de ser y usar, cualquier cosa que percibe, porque todo lo que percibe es, en un sentido, parte de su ser. Entonces, puede subyugar la totalidad del universo del que es consciente a su voluntad individual.
Ilustración: El hombre ha usado la idea de Dios para dictar su conducta personal, para obtener poder por encima de sus iguales, para excusar sus crímenes, y para innumerables otros propósitos, incluyendo el de convertirse a si mismo en un dios. Ha usado las concepciones irreales e irracionales de la matemática para ayudarlo en la construcción de aparatos mecánicos. Ha usado su fuerza moral para influir en las acciones de hasta animales salvajes. Ha empleado el genio poético para propósitos políticos.

15) Toda fuerza del universo es capaz de ser transformada en cualquier otro tipo de fuerz usando los medios adecuados. Por lo tanto, existe una fuente inagotable de cuaquier tipo de fuerza particular que podamos necesitar.
Ilustración: El calor puede ser transformado en luz y poder usándolo para hacer funcionar dínamos. Las vibraciones del aire pueden ser usadas para matar hombres, ordenándolo a través de la palabra e inflamando pasiones guerreras. Las alucinaciones conectadas con las misteriosas energías del sexo resultan en la perpetuación de las especies.

16) La aplicación de cualquier fuerza dada afecta todos los órdenes del ser que existen en el objeto al cual es aplicada, sin importar cualquiera sea de esos órdenes el que es directamente afectado.
Ilustración: Si hiero a un hombre con una daga, su consciencia, no solo su cuerpo, es afectada por mi acto, aunque la daga, por si misma, no tenga una relación directa. Similarmente, el poder de mi pensamiento puede funcionar en la mente de otra persona para producir cambios físicos importantes en él, o en otros a través de él.

17) Un hombre puede aprender a usar cualquier fuerza para lograr cualquier propósito, utilizando los teoremas anteriores.
Ilustración: Un hombre puede usar una navaja para controlar su propia forma de hablar, usándola para cortarse a si mismo cuando dice sin darse cuenta alguna palabra determinada. Puede servir al mismo propósito resolviendo que cada incidente de su vida debe recordarle alguna cosa en particular, haciendo cada impresión el punto de inicio de una serie de pensamientos conectados que terminan en esa cosa. También puede dedicar toda su energía a algún objeto en particular, resolviendo no hacer otra cosa y haciendo que todo acto sea para ventaja de ese objeto.

18) Puede atraer hacia si mismo cualquier fuerza del universo convirtiéndose en un receptor adecuado para ella, y manipulando las condiciones como para que su propia naturaleza la obligue a fluir hacia él.
Ilustración: Si quiero beber agua pura, hago un pozo en un lugar que sé que hay agua subterranea, evito que se derrame, y tomo las medidas necesarias para tomar ventaja del comportamiento del agua de acuerdo a las leyes de la hidrostática para llenarlo.

19) La percepción de si mismo del hombre como un ser separado y opuesto al universo es un obstáculo a conducir sus corrientes. Lo aisla.
Ilustración: Un lider popular es más exitoso si se olvida de si mismo y sólo recuerda "la causa". La importancia personal solo engendra celos y divisiones. Cuando los órganos del cuerpo afirman su presencia de otra manera que no sea una silenciosa satisfacción, es un signo de que están enfermos. La única excepcion es el órgano de la reproducción. Y aún en este caso su afirmación es testigo de la insatisfacción con si mismo, ya que no puede cumplir su función hasta que esté completado por su contraparte en otro organismo.

20) El hombre sólo puede atraer y emplear las fuerzas para las cuales está realmente preparado.
Ilustración: no se puede hacer un bolso de seda con una oreja de chancho. Un verdadero hombre de ciencia aprende de cada fenómeno. Pero la naturaleza es tonta para el hipócrita, porque en ella no hay nada falso.
Nota: no es un obstáculo que el hipócrita sea parte de la naturaleza. Es un producto endotérmico, dividido contra si mismo, con una tendencia a quebrarse. Va a ver sus propias cualidades en todas partes, y por lo tanto obtener una idea radicalmente equivocada del fenómeno. La mayoría de las religiones del pasado fallaron por esperar que la naturaleza actue de acuerdo a sus propios ideales de conducta apropiada.

21) No hay límite a la extensión de las relaciones de cualquier hombre con el universo en esencia, porque tan pronto como el hombre se hace uno con cualquier idea los medios de medida dejan de existir. Pero su poder para utilizar esa fuerza está limitado por su poder mental y capacidad, y por las circunstancias de su entorno humano.
Ilustración: cuand un hombre se enamora el mundo entero se convierte, para él, en nada más que amor sin límite, pero su estado místico no es contagioso, sus iguales están o divertidos o asombrados. Sólo puede extender a los otros el efecto que ese amor ha tenido sobre él por medio de sus cualidades físicas y mentales. Entonces Catulo., Dante y Swinburne hicieron a su amor un poderoso motor para la humanidad por virtud de su poder de poner sus pensamientos sobre la materia en lenguaje musical y elocuente. También, Cleopatra y otra gente con autoridad modeló la fortuna de mucha otra gente permitiendo que el amor influencie sus acciones políticas. El mago, por más bien que tenga éxito en hacer contacto con las fuentes secretas de energía de la naturaleza, sólo puede usarlas en la medida que se lo permitan sus cualidades morales e intelectuales. La relación de Mahoma con el angel Gabriel fue efectiva solamente por su capacidad de mando, sus cualidades de soldado, y la sublimidad de su manejo del árabe. El descubrimiento de Hertz de los rayos que ahora usamos para la radio era estéril hasta que se reflejó en las mentes y voluntades de la gente que podía tomar su verdad y transmitirla al mundo de la acción por medio de instrumentos mecánicos y económicos.

22) Cada individuo es esencialmente autosuficiente. Pero no va a estar satisfecho con él mismo hasta que se establezca en su relación correcta con el universo.
Ilustración: Un microscopio, por más perfecto que sea, es inútil en manos de salvajes. Un poeta, por más sublme que sea, debe imponerse sobre su generación si desea disfrutar o incluso entenderse a si mismo, como debería ser, teóricamente.

23) Magia es la ciencia de entenderse a uno mismo y sus condiciones. Es el arte de aplicar ese entendimiento en acción.

24) Cada hombre tiene el derecho inalienable de ser lo que es.
Ilustración: Insistir que cualquier otra persona debe cumplir con nuestros propios standares es una ofensa, no sólo para él, sino para uno mismo, ya que ambas partes nacen igualmente de la necesidad.

25) Cada hombre debe hacer magia cada vez que actua o incluso piensa, ya que un pensamiento es un acto interno cuya influencia al final afecta a la acción, aunque puede no hacerlo en ese momento.
Ilustración: El más pequeño gesto causa un cambio en el propio cuerpo del hombre y en el aire a su alrededor, perturba el balance del universo entero, y sus efectos continúan eternamente a través de todo el espacio. Cada pensamiento, aunque sea suprimido, tiene su efecto en la mente. Es una de las causas de cada siguiente pensamientos y tiende a influenciar cada siguiente acción.

26) Cada hombre tiene un derecho, el derecho de auto-preservación, para realizarse a su máxima capacidad.
Ilustración: una función realizada imperfectamente hiere, no sólo a si misma, sino a todo lo que está asociado con ella. Si el corazón tiene miedo de latir por miedo a molestar al hígado, el hígado está hambriento de sangre y se venga con el corazön interfiriendo con la digestión, lo cual desordena la respiración, de la cual depende el bienestar cardíaco.
Nota: Los hombres de lo que se le llama naturaleza ciminal, simplemente están en conflicto con su verdadera voluntad. El asesino tiene a voluntad de vivir, y su voluntad de matar es una falsa voluntad opuesta a su verdadera voluntad, ya que arriesga la muerte en las manos de la sociedad por obedecer su impulso criminal.

27) Cada hombre debería hacer la magia el fundamento de su vida. Debería aprender sus leyes y vivir por ellas.
Ilustración: El banquero debería descubrir el verdadero sentido de su existencia, el verdadero motivo que lo llevó a elegir esa profesión. Debe entender la actividad bancaria como un factor necesario en la existncia económica de la humanidad en vez de ser meramente un negocio cuyos objetos son independientes del bien general. Debe aprender a diferenciar valores falsos de los verdaderos, y no actuar basado en fluctuaciones accidentales sino sobre consideraciones de verdadera importancia. Tal banquero va a demostrar ser superior a los otros, porque no va a ser un individuo limitado por cosas transitorias, sino una fuerza de la naturaleza, tan impersonal, imparcial y eterno como la gravitación, tan paciente e irresistible como las mareas. Su sistema no va a estar sujeto al pánico, no más de lo que la ley de la inversa de los cuadrados es afectada por las elecciones. No va a estar ansioso por sus asuntos, porque no van a ser de él, y por esa razón va a ser capaz de dirigirlos con la calma, clara confianza de un observador, con su inteligencia no obscurecida por el interés personal, y poder no limitado por la pasión.

28) Cada hombre tiene derecho a completar su propia voluntad sin tener miedo de que pueda interferir con la de otros, porque si él está en su lugar adecuado, es culpa de los otros si ellos interfieren con él.">
Ilustración: Si un hombre como Napoleón hubiese sido realmente elegido por el destino para controlar Europa, no debería ser culpado por ejercitar sus derechos. Oponerse a él será un error. Cualquiera que lo hubiese hecho hubiese cometido un error en cuanto a su propio destino, excepto si fuese necesario para él que aprendiera las lecciones de la derrota. El sol se mueve por el espacio sin interferencia, el orden de la naturaleza provee de una órbita para cada estrella. Una colisión demuestra que una de ellas se desvió de su curso. Para cada hombre que mantiene su curso verdadero, cuando más firmemente actúa, es menos posible que otros interfieran con su camino. Su ejemplo los va a ayudar a encontrar sus propios caminos y a seguirlos. Cada hombre que se convierte en un mago ayuda a otros a hacer lo mismo. Cuanto más seguro y firme se mueva el hombre, y cuanto más esa acción es aceptada com un standard de moralidad, menos la confusión y el conflicto van a perjudicar a la humanidad.

>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>>><<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<<

martes, 9 de marzo de 2010

Eros melancólico (Giorgio Agamben)


La misma tradición que asocia el temperamento melancólico con la poesía, la filosofía y el arte, le atribuye una exasperada inclinación al eros. Aristóteles, después de haber afirmado la vocación genial de los melancólicos, coloca de hecho la lujuria entre sus características esenciales:

El temperamento de la bilis negra ‑escribe‑ tiene la naturaleza del soplo… De aquí proviene el que, en general, los melancólicos sean depravados, porque también el acto venéreo tiene la naturaleza del soplo. La prueba es que el miembro viril se hincha de improviso porque se llena de viento.

A partir de ese momento, el desarreglo erótico figura entre los atributos tradicionales del humor negro (2); y si, análogamente, también al acidioso se le representa en los tratados medievales sobre los vicios como “φιλήδονς” y Alcuino puede decir de él que “se entorpece en los deseos carnales”, en la interpretación fuertemente moralizada de la teoría humoral de Hildegard von Bingen el Eros anormal del melancólico toma de plano el aspecto de una agitación sádica y salvaje:

[los melancólicos] tienen grandes huesos que contienen poca médula, la cual sin embargo arde con tanta fuerza, que éstos son incontinentes con las mujeres como víboras… son excesivos en la libido y sin medida con las mujeres como asnos, tanto, que si cesaran en esta depravación, fácilmente se volverían locos… su abrazo es odioso, tortuoso y mortífero como el de los lobos rapaces… tienen comercio con las mujeres, y no obstante les tienen odio (3).

Pero el nexo entre amor y melancolía había encontrado ya desde hacía tiempo su fundamento teórico en una tradición médica que constantemente considera amor y melancolía como enfermedades afines si es que no idénticas. En esta tradición, que aparece ya cumplidamente en el Viaticum del médico árabe Haly Abbas (que, a través de la traducción de Constantino Africano, influyó profundamente en la medicina europea medieval), el amor, que comparece con el nombre de amor hereos o amor heroycus, y la melancolía se catalogan entre las enfermedades de la mente en rúbricas contiguas (4) y a veces, como en el Speculum doctrínale de Vicente de Beauvais, figuran directamente en la misma rúbrica: “de melancolia nigra et canina et de amore qui oreos dicitur”. Es esta proximidad sustancial de la patología erótica y de la melancólica la que encuentra su expresión en el De amore de Ficino. El proceso mismo del enamoramiento se convierte aquí en el mecanismo que desquicia y subvierte el equilibrio humoral, mientras que, a la inversa, la empedernida inclinación contemplativa del melancólico lo empuja fatalmente a la pasión amorosa. La terca síntesis figural que resulta de ello, y que lleva a Eros a asumir los oscuros rasgos saturninos del más siniestro de los temperamentos, habría de seguir obrando durante siglos en las imágenes populares del enamorado melancólico, cuya caricatura enflaquecida y ambigua hace su aparición durante algún tiempo entre los emblemas del humor negro en el frontispicio de los tratados del siglo XVII sobre la melancolía:

Adondequiera que se dirija la asidua intención del alma, allí afluyen también los espíritus, que son el vehículo o los instrumentos del alma. Los espíritus son producidos en el corazón con la parte más sutil de la sangre. El alma del amante es arrastrada hacia la imagen del amado inscrita en la fantasía y hacia el amado mismo. Allá son atraídos también los espíritus y, en su vuelo obsesivo, se agotan. Por eso es necesario un constante re abastecimiento de sangre pura para recrear los espíritus consumidos, allí donde las partículas más delicadas y más transparentes de la sangre exhalan cada día para regenerar los espíritus. A causa de esto la sangre pura y clara se diluye y ya no queda más que sangre impura, espesa, árida y negra. Entonces el cuerpo se deseca y caduca, y los amantes se vuelven melancólicos. Es de hecho una sangre seca, espesa y negra la que produce la melancolía o bilis negra, que llena la cabeza con sus vapores, seca el cerebro y oprime sin descanso,día y noche, el alma con tétricas y espantosas visiones… Es por haber observado este fenómeno por lo que los médicos de la antigüedad afirmaron que el amor es una pasión cercana al morbo melancólico. El médico Rasis prescribe así, para curarse de él, el coito, el ayuno, la embriaguez, la marcha…(5)

En el mismo pasaje, el carácter propio del eros melancólico es identificado por Ficino con una dislocación y un abuso: “esto suele suceder”, escribe, “a aquellos que, abusando del amor, transforman lo que compete a la contemplación en deseo de abrazo”. La intención erótica que desencadena el desorden melancólico se presenta aquí como la que quiere poseer y tocar aquello que debería ser sólo objeto de contemplación, y el trágico desarreglo del temperamento saturnino encuentra así su raíz en la íntima contradicción de un gesto que quiere abrazar lo inasible. Es en esta perspectiva en la que se interpreta el pasaje de Enrique de Gante que Panofsky pone en relación con la imagen dureriana y según el cual los melancólicos, “no pueden concebir lo incorpóreo”, en cuanto tal, porque no saben “extender su inteligencia más allá del espacio y de la grandeza”. No se trata simplemente aquí, como se ha señalado, de un límite estático de la estructura mental de los melancólicos que los excluya de la esfera metafísica, sino más bien de un límite dialéctico que toma su sentido en relación con el impulso erótico de transgresión que transforma la intención contemplativa en “concupiscencia de abrazo”. Es decir que la incapacidad de concebir lo incorpóreo y el deseo de hacer de ello objeto de abrazo son las dos caras del mismo proceso, en el transcurso del cual la tradicional vocación contemplativa del melancólico se revela expuesta a un trastorno del deseo que la amenaza desde dentro (6).

Es curioso que esta constelación erótica de la melancolía haya escapado tan tenazmente a los estudiosos que han tratado de rastrear la genealogía y los significados de la Melancolía dureriana. Toda interpretación que prescinda de esa pertenencia fundamental del humor negro a la esfera del deseo erótico, por más que pueda descifrar una a una las figuras inscritas en su torno, está condenada a pasar de largo junto al misterio que se ha plasmado emblemáticamente en esa imagen. Sólo si se comprende que se sitúa bajo el signo de Eros es posible custodiar y a la vez revelar su secreto, cuya intención alegórica está enteramente subtendida en el espacio entre Eros y sus fantasmas.

Notas:

(1) Capítulo Tercero, extraído de “Estancias. La palabra y el fantasma en la cultura occidental”. Ed. Pre-textos. 1995. Versión original en italiano de 1977. Giulio Einaudi editore s. p. a., Torino

(2) La asociación entre melancolía, perversión sexual y eretismo figura todavía entre los síntomas de la melancolía en textos psiquiátricos modernos, como testimonio de la curiosa fijeza del síndrome atrabiliario a través del tiempo.

(3) Cause et curae, ed. Kaider, Leipzig, 1903, p. 73, 20 ss.

(4) Así, Arnaldo da Villanova (Liber de parte operativa, en Opera, Lugduni, 1532, fol. 123‑50) distingue cinco especies de alienatio; la tercera es la melancolía, la cuarta es “alienatio quam concomitatur immensa concupiscentia et irrationalis: et graece dicitur heroys… et vulgariter amor, et a medicis amor heroycus».

(5) M. FICINO, De amore, ed. crítica al cuidado de R. Marcel. París, 1956, VI. 9.

(6) En esta perspectiva, la “melancholia illa heroica” que Melanchton, en un pasaje del De anima que no había escapado a la atención de Warburg, atribuye a Durero, contiene verosímilmente una referencia a aquel amor heroycus que, según la tradición médica repetida por Ficino, era precisamente una especie de melancolía. Esta proximidad de amor y melancolía, según la medicina medieval, explica también el ingreso de Dame Merencolie en la poesía amorosa de los siglos XIII y XIV

domingo, 7 de marzo de 2010

Causas y razones de las islas desiertas (Gilles Deleuze)


Los geógrafos dicen que hay dos clases de islas. Se trata de una valiosa indicación para la imaginación porque ésta encuentra en ella una confirmación de lo que, por otra parte, ya sabía. Este no es el único caso en el que la ciencia hace la mitología más material, y la mitología hace la ciencia más animada. Las islas continentales son islas accidentales, islas derivadas: separadas de un continente, nacidas de una desarticulación, de una erosión, de una fractura, sobreviven al hundimiento de lo que las retenía. Las islas oceánicas son islas originarias, esenciales: unas veces están constituidas de corales, presentándonos un verdadero organismo; otras veces surgen de erupciones submarinas, trayendo al aire libre un movimiento de las profundidades; algunas emergen lentamente, otras en cambio desaparecen y vuelven a aparecer, no hay tiempo de anexarlas. Estas dos clases de islas, originarias y continentales, atestiguan una profunda oposición entre el océano y la tierra. Unas nos recuerdan que el mar está sobre la tierra, aprovechando el menor hundimiento de las estructuras más elevadas; otras nos recuerdan que la tierra aún está allí, bajo el mar, reuniendo sus fuerzas para romper la superficie. Reconozcamos que los elementos se aborrecen en general, tienen horror los unos de los otros. No hay en esto nada tranquilizador. Por eso, que una isla esté desierta debe parecernos filosóficamente normal. El hombre no puede vivir bien y seguro más que suponiendo concluido (o al menos dominado) el combate viviente entre la tierra y el agua. Estos dos elementos, él quiere llamarlos “padre” y “madre”, distribuyendo los sexos al capricho de su ensoñación. Debe mediopersuadirse de que no existe combate de esta clase, y medioprocurar que no exista más. La existencia de las islas es, de una u otra manera, la negación de tal punto de vista, de tal esfuerzo y de tal convicción. Nunca dejará de asombrarnos que Inglaterra esté poblada; el hombre no puede vivir en una isla más que olvidando lo que ella representa. Las islas están antes que el hombre, y después.

Pero todo lo que la geografía nos decía sobre estas dos clases de islas, la imaginación ya lo sabía por su propia cuenta y de otra manera. El impulso del hombre que lo atrae hacia las islas repite el doble movimiento que produce las islas en sí mismas. Soñar con islas, con angustia o alegría poco importa, es soñar que uno se separa, que se está ya separado, lejos de los continentes, que se está solo y perdido, o bien es soñar que se vuelve a empezar de cero, que se re-crea [recrée]1 , que se recomienza. Hay islas derivadas, pero la isla es también aquello hacia lo que se deriva, y hay islas originarias, pero la isla es también el origen, el origen radical y absoluto. Separación y re-creación [recréation] sin duda no se excluyen: hay que ocuparse cuando se está separado, así como vale más separarse cuando se quiere re-crear, pero una de las dos tendencias domina siempre. Así, el movimiento de la imaginación de las islas repite el movimiento de su producción, pero no tiene el mismo objeto. Es el mismo movimiento, pero no el mismo móvil. Ya no es la isla la que se separa del continente, es el hombre quien se encuentra separado del mundo al estar en la isla. Ya no es la isla la que se crea desde el fondo de la tierra a través de las aguas, es el hombre quien re-crea el mundo a partir de la isla y sobre las aguas. El hombre, pues, repite por su cuenta ambos movimientos de la isla, y puede asumirlos en una isla que carezca justamente de este movimiento: se puede derivar hacia una isla sin embargo original, y crear en una isla solamente derivada. Bien vista la cuestión, he aquí una nueva razón por la cual toda isla es y permanece teóricamente desierta.

Para que una isla deje de estar desierta, en efecto, no basta con que esté habitada. Si bien es cierto que el movimiento del hombre hacia y en la isla repite el movimiento de la isla antes de los hombres, si bien los hombres pueden ocuparla, ella sigue estando desierta, más desierta aún, por más que ellos estén suficientemente –es decir, absolutamente– separados, por más que sean suficientemente –es decir, absolutamente– creadores. Sin duda, esto no es nunca realmente así, si bien el náufrago se aproxima a tal condición. Pero para que sea así, no hay sino que llevar a la imaginación el movimiento que conduce al hombre hacia la isla. Sólo en apariencia tal movimiento viene a romper el desierto de la isla; en verdad repite y prolonga el impulso que la producía como isla desierta; lejos de comprometerlo, lo lleva a su perfección, a su cima. Bajo ciertas condiciones que lo atan al movimiento mismo de las cosas, el hombre no rompe el desierto, lo sacraliza. Los hombres que llegan a la isla la ocupan realmente y la pueblan; pero en verdad, si estuvieran suficientemente separados, si fueran suficientemente creadores, solamente le darían a la isla una imagen dinámica de sí misma, una conciencia del movimiento que la ha producido, al punto que, a través del hombre, la isla tomaría finalmente conciencia de sí como desierta y sin hombres. La isla sería solamente el sueño del hombre, y el hombre la pura conciencia de la isla. Para esto, una vez más, una sola condición: sería necesario que el hombre restableciera el movimiento que lo conduce a la isla, movimiento que prolonga y repite el impulso que la producía. Entonces la geografía sería una con lo imaginario. Tanto que para la pregunta favorita de los antiguos exploradores: “¿qué seres existen en la isla desierta?”, la única respuesta sería que el hombre ya existe en ella, pero un hombre poco común, un hombre absolutamente separado, absolutamente creador: en una palabra, una Idea de hombre, un prototipo, un hombre que sería casi un dios, una mujer que sería una diosa, un gran Amnésico, un Artista puro, conciencia de la Tierra y del Océano, un enorme ciclón, una bella hechicera, una estatua de la Isla de Pascua. He aquí al hombre que se precede a sí mismo. Tal criatura en la isla desierta sería la isla desierta misma en tanto se imagina y se refleja en su movimiento primero. Conciencia de la tierra y del océano, tal es la isla desierta, lista para recomenzar el mundo. Pero puesto que los hombres por más que quieran no son idénticos al movimiento que los arrastra hacia la isla, puesto que no se unen al impulso que la produce, encuentran siempre la isla desde fuera, y de hecho, su presencia contraría al desierto. La unidad de la isla desierta y de su habitante no es pues real, sino imaginaria, como la idea de ver tras el telón cuando uno no está detrás. Por lo demás, es dudoso que la imaginación individual pueda por sí misma elevarse hasta esta admirable identidad; veremos que es precisa la imaginación colectiva en lo que ésta tiene de más profundo, en los ritos y las mitologías.

En los hechos mismos se hallará la confirmación –al menos negativa– de todo esto, si se piensa en lo que una isla desierta es realmente, geográficamente. La isla, y con mayor razón la isla desierta, son nociones extremadamente pobres o débiles desde el punto de vista de la geografía; no tienen más que un débil tenor científico. Esto en su honor. No hay ninguna unidad objetiva en el conjunto de las islas. Menos aún en las islas desiertas. Probablemente la isla desierta puede tener un suelo extremadamente pobre. En cuanto desierta, puede ser un desierto, pero no necesariamente. Si el verdadero desierto está inhabitado, es en la medida en que no presenta las condiciones de derecho que harían posible la vida, vida vegetal, animal o humana. Por el contrario, que la isla desierta esté inhabitada sigue siendo un hecho que depende sólo de las circunstancias, es decir, de los alrededores. La isla es lo que el mar rodea, y éste lo que la limita; es como un huevo. Huevo del mar, ella está rodeada. Todo sucede como si la isla hubiera puesto su desierto alrededor de sí, fuera de sí. Lo que está desierto, tal es el océano que la rodea. Es en virtud de las circunstancias, por razones diferentes al principio del cual ella depende, que los navíos pasan a lo lejos y no se detienen. Está abandonada [désertée], pero no es un desierto [désert]. De manera que en sí misma puede contener los más vivos recursos, la fauna más ágil, la flora más colorida, los alimentos más asombrosos, los salvajes más vivaces, y el náufrago como su más precioso fruto, en fin, por un instante, el barco que viene a buscarlo; y aún con todo ello, no es menos la isla desierta. Para modificar esta situación sería necesario operar una redistribución general de los continentes, del estado de los mares, de las líneas de navegación.

Es decir, una vez más, que la esencia de la isla desierta es imaginaria y no real, mitológica y no geográfica. En consecuencia, su destino está sometido a las condiciones humanas que hacen posible una mitología. La mitología no nace de una simple voluntad, y los pueblos muy pronto dejan de comprender sus mitos. Es en ese momento que comienza la literatura. La literatura es el intento de interpretar muy ingeniosamente los mitos que ya no se comprenden, en el momento en que ya no se los comprende porque ya no se sabe soñarlos ni reproducirlos. La literatura es la contienda [le concours]2 de los contrasentidos que la conciencia opera natural y necesariamente sobre los temas del inconsciente; como toda contienda, ella tiene su precio. Sería necesario mostrar cómo en este sentido la mitología colapsa y muere en dos novelas clásicas de la isla desierta, Robinson y Suzanne. Suzanne et le Pacifique3 pone el acento sobre el aspecto separado de las islas, sobre la separación de la joven que se encuentra en ella; Robinson pone el acento sobre el otro aspecto, el de la creación, el del recomienzo. Es cierto que, en estos dos casos, la manera en la cual la mitología colapsa es muy diferente. Con la Suzanne de Giraudoux la mitología sufre la más bella muerte, la más graciosa. Con Robinson, la más pesada. Difícilmente uno imagina una novela más aburrida, es una tristeza ver todavía a los niños leerla. La visión del mundo de Robinson reside exclusivamente en la propiedad, nunca se ha visto un propietario tan moralizante. La re-creación mítica del mundo a partir de la isla desierta es sustituida por la recomposición de la vida cotidiana burguesa a partir de un capital. Todo es sacado del barco, nada es inventado, todo es penosamente llevado y aplicado a la isla. El tiempo no es sino el tiempo necesario al capital para producir un beneficio al concluir un trabajo. Y la función providencial de Dios es la de garantizar la renta. Dios reconoce a los suyos, la gente honesta, porque tienen bellas propiedades, a los malos porque tienen malas propiedades, mal conservadas. El compañero de Robinson no es Eva, sino Viernes, dócil al trabajo, feliz de ser esclavo, hastiado demasiado pronto de la antropofagia. Todo lector sensato soñaría con verlo comerse finalmente a Robinson. Esta novela representa la mejor ilustración de la tesis que afirma el vínculo del capitalismo y el protestantismo. Robinson Crusoé desarrolla el colapso y la muerte de la mitología en el puritanismo. Todo cambia con Suzanne. Con ella la isla desierta es un conservatorio de objetos ya fabricados, de objetos lujosos. La isla contiene en sí inmediatamente lo que la civilización ha tardado siglos en producir, en perfeccionar, en madurar. Pero también con Suzanne la mitología muere, ciertamente de manera parisina. Suzanne no tiene nada por re-crear, la isla desierta le da el doble de todos los objetos de la ciudad, de todas las vitrinas de los almacenes, doble inconsistente separado de lo real puesto que no alcanza la solidez que los objetos toman ordinariamente en las relaciones humanas en el seno de las ventas y de las compras, de los intercambios y de los regalos. Es una muchacha insulsa; su compañero no es Adán, son más bien jóvenes cadáveres, y cuando reencuentre a los hombres vivos, los amará con un amor uniforme, a la manera de los curas, como si el amor fuera el umbral mínimo de su percepción.

Se trata de reencontrar la vida mitológica de la isla desierta. Sin embargo, en el colapso mismo, Robinson nos da una indicación: necesitaba ante todo un capital. En cuanto a Suzanne, ella estaba de antemano separada. Y ni el uno ni la otra podían finalmente ser el elemento de una pareja. Es preciso restituir estas tres indicaciones a su pureza mitológica, y volver al movimiento de la imaginación que hace de la isla desierta un modelo, un prototipo del alma colectiva. Ante todo es cierto que, a partir de la isla desierta, no se opera la creación misma sino la re-creación, no el comienzo sino el recomienzo. Ella es el origen, pero el origen segundo. A partir de ella todo recomienza. La isla es el mínimo necesario para este recomienzo, el material sobreviviente del primer origen, el núcleo o el huevo irradiante que debe bastar para re-producirlo todo. Esto supone, evidentemente, que la formación del mundo tenga lugar en dos tiempos, en dos niveles, nacimiento y renacimiento, que el segundo sea tan necesario y esencial como el primero, es decir, que el primero esté necesariamente comprometido, nacido para un reinicio y ya re-negado en una catástrofe. No hay un segundo nacimiento porque haya habido una catástrofe, sino a la inversa, hay catástrofe después del origen porque debe haber, desde el origen, un segundo nacimiento. Podemos encontrar en nosotros mismos la fuente de este tema: para juzgar la vida, la consideramos no en su producción, sino en su reproducción. Entre los seres vivos, hasta ahora no ha tenido lugar el animal del cual se ignore su modo de reproducción. No basta que todo comience, es preciso que todo se repita, una vez concluido el ciclo de las combinaciones posibles. El segundo momento no es el que sucede al primero, sino la reaparición del primero cuando el ciclo de los otros momentos ha concluido. El segundo origen es, por tanto, más esencial que el primero, porque nos da la ley de la serie, la ley de la repetición de la cual el primero nos daba solamente los momentos. Pero este tema, aún más que en nuestras ensoñaciones, se manifiesta en todas las mitologías. Es bien conocido como mito del diluvio. El arca se detiene en el único lugar de la tierra que no está sumergido, lugar circular y sagrado desde el cual el mundo recomienza. Es una isla o una montaña, ambos a la vez: la isla es una montaña marina, la montaña una isla todavía seca. He aquí la primera creación presa en una re-creación, concentrada en una tierra santa en medio del océano. Segundo origen del mundo más importante que el primero, tal es la isla santa: muchos mitos nos dicen que allí se encuentra un huevo, un huevo cósmico. Como la isla forma un segundo origen, está confiada al hombre, no a los dioses. Ella está separada, separada por todo el espesor del diluvio. El océano y el agua, en efecto, son el principio de una segregación tal que, en las islas santas, se constituyen comunidades exclusivamente femeninas como las de Circe y Calipso. Después de todo, el comienzo partía de Dios y de una pareja, pero no así el recomienzo, que parte de un huevo, la maternidad mitológica que es a menudo una partenogénesis4 . La idea de un segundo origen confiere todo su sentido a la isla desierta, supervivencia de la isla santa en un mundo que tarda en recomenzar. En el ideal del recomienzo hay algo que precede al comienzo mismo, que lo repite para volverlo más profundo y hacerlo retroceder en el tiempo. La isla desierta es la materia de esto inmemorial o de lo más profundo.

Traducción: Carlos Enrique Restrepo

* Texto manuscrito de los años 50, inicialmente destinado a un número especial consagrado a las islas desiertas por la revista Nouveau Fémina. Este texto nunca fue publicado. Figura en la bibliografía esbozada por Deleuze en 1989 bajo la rúbrica “Diferencia y Repetición” [N. del E.]. Gilles Deleuze. L’île déserte et autres textes. (Textes et entretiens 1953-1974).Édition préparée par David Lapoujade. París. Les Éditions de Minuit, Collection “Paradoxe”, 2002, 416 p., pp. 11-17.
1 He traducido el verbo francés recréer y el sustantivo recréation respectivamente por “re-crear” y “re-creación”. El sentido de estas expresiones es “volver a crear”, “crear de nuevo”, que hay que diferenciar del verbo récréer (“recrear”) [N. del T.].

2 Traduzco le concours por “la contienda”, pero también puede ser “la concurrencia”; sólo que esta palabra pierde cierto matiz disputativo [N. del T.].

3 J. Giraudoux, Suzanne et le Pacifique, París, Grasset, 1922; reeditada en Œuvres romanesques complètes, Vol. I, París, Gallimard, Collection “Bibliotèque de la Pléyade”, 1990.

4 Reproducción sin fecundación en una especie sexuada; desarrollo de un organismo a partir de un huevo no fertilizado [N. del T.].

______
Fuente: http://www.revistaeuphorion.org/numeros/numeros/articulos/numero3/islas.html

sábado, 6 de marzo de 2010

Fando y Lis (Alejandro Jodorowsky)


Fando y Lis, es el primer largometraje de Alejandro Jodorowsky. Fue exhibida por primera vez en un Festival en Acapulco el 8 de junio de 1968. La película esta basada en una obra de Fernando Arrabal, quién trabajaba con Alejandro Jodorowsky en obras de arte de tipo performance durante esa época. El filme fue hecho en blanco y negro durante los fines de semana con un presupuesto modesto. Su propuesta vanguardista —con la que inauguró el Movimiento Pánico junto a otros directores— revolucionó al auditorio y provocó una reacción adversa hacia su director, debiendo este escapar del lugar para evitar su linchamiento.

La película con sus códigos surrealistas narra el viaje que emprenden Fando y Lis, una pareja de novios, en busca de la ciudad de Tar, donde todos encontrarán la paz y la alegría. Sin embargo deben enfrentar ciertas pruebas que se les atraviesan en el camino....

>>>DESCARGA AQUI<<<
http://www.megaupload.com/?d=FFKYB9T9


Texto extraido desde Wikipedia*

jueves, 4 de marzo de 2010

Revolución y primitivismo. (Miguel Amorós)


“cómo, a nuestro parecer cualquier tiempo pasado fue mejor”

Vivimos tiempos duros, en los que el pasado es incomunicable. Los supervivientes de la vieja generación son incapaces de trasmitir la experiencia de sus derrotas y de sus victorias a los jóvenes rebeldes porque estos soportan unas condiciones de existencia tan diferentes que las verdades anteriores no encajan. La vieja generación no tiene descendientes, y la de ahora no tiene antepasados. El capitalismo y la civilización industrial han levantado un medio artificial en el que se desenvuelven a gran velocidad personas sin memoria. Los cambios son tan acelerados que extravían hasta la misma noción del cambio; se pierde pues la noción del tiempo. Cada quince o veinte años hay que partir de cero. Los muertos han sido enterrados mucho antes de que la nueva generación cayese en la tentación de venerar su recuerdo. La revolución no extrae su poesía del pasado pero tampoco puede sacarla del porvenir. Estamos instalados en un presente continuo, en el cual caminan iguales los viejos proyectos de emancipación vencidos y las ideologías más estrafalarias nacidas precisamente del fracaso.

Al mismo tiempo que nació la ciudad industrial nació el deseo de huir de ella. El sentimiento moderno de la naturaleza nace con el aire pestilente y la acumulación de basura. La emoción es legítima pero transformada en nostalgia no será más que una de las caras del progreso. Como reacción contra los estragos de la industria llega a sensibilizar a las gentes; sin embargo, eso no basta. De lo que se trata es de que el sentimiento se vuelva conciencia, y la conciencia, fuerza práctica. Ha de recurrir a la reflexión y al análisis histórico, es decir, ha de volverse teoría para poder generalizarse como revuelta. Ha de madurar, salir de la infancia y aceptar ser asociación y razón. Ha de oponer a la civilización industrial un pensamiento riguroso y una organización fuerte que le permita pasar a la práctica luchando contra aquella. Ha de ser acción revolucionaria, ya que a revolución social será naturista, o como se dice ahora, primitivista, o no será.

Al hablar de primitivismo conviene distinguir entre quienes buscan en el conocimiento de las sociedades arcaicas armas conceptuales con las que enfrentarse al mundo y transformarlo, y quienes buscan en los modos de vida salvajes la inocencia y beatitud perdidas al paso de la historia. Los primeros no pretenden recrear esas formaciones sociales por mucho que se inspiren en ellas; los segundos afirman con toda seriedad que la libertad de las gentes pasa por el retorno a etapas prehistóricas. La simple abolición del Estado, del capital y de la producción industrial parece no ser nada si al final no nos quedamos todos asilvestrados. En un caso se trata de desarrollar la crítica social y demostrar que otras maneras de vivir son posibles; en el otro, es cuestión de una ideología autocomplaciente que enmascara el conflicto social e impide que llegue a la conciencia de los explotados. Así pues estamos ante dos tipos de primitivismo completamente diferentes: uno subversivo, que quiere aclarar las nuevas cuestiones que plantea la lucha social y llevar la revolución más lejos; otro conformista y reaccionario, que las embarulla y siembra confusión, que se apalanca en el instinto y rechaza el método, acomodándose en los espacios que la sociedad industrial le permite. Aquél es prueba de salud, éste, enfermedad del espíritu. De esta gripe de la conciencia vamos a ocuparnos.

Una ideología tan descosida e irreal, destinada al anaquel de los liberalismos extravagantes, no debería tener demasiada importancia puesto que su práctica no va más allá del excursionismo y es tan arriesgada como el fabricar jabón de Marsella, pero en la medida en que anima un discurso irracionalista que empuja al aburguesamiento o al delirio, importancia tiene. Hace de la naturaleza un arma contra el pensamiento. El primitivismo vulgar y filisteo pide la abolición de toda cultura –de toda civilización– y de toda organización social, especialmente de las ciudades, la cuna de la libertad y el lugar de las formas más extremas de la lucha de clases. El pensamiento y el arte, la literatura y los oficios, testimonios de la creatividad y del genio humanos, manifestaciones genuinas de la libertad del hombre, son a sus ojos desechables. El papel de la ciencia o de la imprenta en la lucha contra la religión y las monarquías es menospreciado, igual que cualquier otro hecho histórico. No es que el primitivismo vulgar rechace el conocimiento científico o las invenciones liberadoras, rechaza toda forma de conocimiento y toda trasmisión de saberes que se acerque al horizonte histórico. De las civilizaciones no hay nada que aprender ni que enseñar más allá de la receta del falafel. En definitiva, el filisteo primitivista no pide la libertad, exige la ignorancia, o sea, la barbarie.

Si miramos la sociedad con un cristal de ese color todos sus momentos históricos son uno: todas las civilizaciones son territorios de la domesticación y de la falta de libertad. Se trata pues de una ideología radicalmente antihistórica y forzadamente individualista. Para ella toda forma de organización es fuente de autoridad, todo movimiento de masas aspira a constituir un poder y toda revolución es liberticida. No hay entonces que organizarse, ni promover actos masivos, ni perseguir fines revolucionarios. El primitivismo vulgar es una ideología moralista que como tal no se moja en la acción, ni soporta enfrentarse con la realidad. Es inmovilista. Bajo la óptica de renuncia al combate social la revolución es otro error; a la revolución social el primitivista vulgar opone la insurrección, pero no una insurrección popular, procedimiento revolucionario, sino una insurrección estrictamente individual y moral. La libertad para él no es algo que se resuelve en sociedad, institucionalmente. No habría entonces cuestión social que plantear, sino simplemente cuestión personal. No hay frente al que acudir, sino abrigo en el que ocultarse. No hay que contaminar a la sociedad de primitivismo radical, hay que elevar una muralla de despropósitos primitivistas y guarnecerse tras de ella.

El carácter reaccionario del primitivismo vulgar vuelve a mostrarse en su actitud hacia el movimiento obrero. De un solo golpe liquida el papel del proletariado en la historia, el de la revolución y el del propio anarquismo, que no lo olvidemos, es un ideario de libertad y de emancipación nacido en el fragor de la lucha de clases. Según su punto de vista la historia de la lucha de clases es solamente la historia de la lucha por el poder. El proletariado sólo aspira a tomar el poder, como la burguesía; no hay diferencias entre las distintas tendencias obreras pues todas pretenden lo mismo. Por consiguiente execra la lucha de los trabajadores contra la explotación y por la libertad. Para el primitivista vulgar esa lucha genera nuevas formas de autoridad, en consecuencia rechaza los métodos de clase y sus fines. Condena por igual tanto la acción directa, la huelga general o las asambleas, como los sindicatos únicos o los consejos obreros. El viejo objetivo liberador, la libre federación de productores libres, la idea de que la emancipación de los trabajadores será obra de ellos mismos, es bajo su punto de vista una falacia autoritaria y domesticadora. El primitivista vulgar está contra el trabajo –como todo el mundo– y de rebote, contra el trabajador; el hecho de que en el mundo convivan miles de millones de trabajadores que no pueden sustentarse con actividades gozosas como la caza o la pesca, no parece conmoverle ni incitarle a revelar sus planes de retorno a lo primitivo. No se molesta en exponer las posibilidades reales de sus elucubraciones pues, como ya hemos dicho, no se baña en el río de la acción. Se limita a propugnar como objetivo lejano un estado social anómico del que puedan surgir efímeras asociaciones mediante pactos temporales. De nuevo, la barbarie, pero esta vez, la barbarie burguesa. El ideal primitivizado de la segunda residencia con huerto y vecinos.

El primitivista vulgar no quiere destruir el orden social, ni forzar un cambio radical en la sociedad, ni disolver abruptamente las condiciones de vida existentes, pues eso es en definitiva la revolución. Opone a la práctica social revolucionaria un obrar existencial aparente y ficticio, depurado de todo criterio social. Elimina de la práctica todo lo socialmente concreto, todo lo histórico y social. Sus prédicas sobre la libertad no le obligan a nada, pero le dan un aire rebelde que le complace y asegura. Todos se sienten papúes a veinte mil quilómetros de distancia de Nueva Guinea. Sus loas a la libertad absoluta se dirigen en exclusiva contra las prácticas que la hacen posible. Una vez más estamos ante la actitud trasgresora y a la vez inmovilista del burgués decadente, propia de los tiempos en que la clase dominante necesita subvertir sus propios valores para seguir manteniéndolos.

La deshumanización de la sociedad ha acarreado la idealización de la naturaleza. Como los burgueses ilustrados hicieron en el XVIII y los escritores románticos tras ellos, los primitivistas vulgares dotan a la naturaleza de contenidos, la espiritualizan, la convierten en hogar de la libertad y de la armonía. Proyectan en la naturaleza representaciones propias de la vida privada de las clases medias, las herederas del ideario burgués. Buscan el cielo casero en la ideologización de lo salvaje. Predican la salvación personal a costa de la civilización –de la sociedad–, no en la lucha contra la opresión. Renuncian a la experiencia social de la libertad pues para ellos la civilización, la sociedad entera, es una forma de vida extraña al orden natural. La oposición entre naturaleza y sociedad presupone la ruina completa del mundo civilizado; en consecuencia para el primitivista vulgar habrá que reconstruir la naturaleza y no hacer la revolución; ni siquiera la revolución primitivista. No quiere abandonar la adolescencia y dar un salto hacia adelante en la historia; quiere, especulativamente por supuesto, retroceder a la época de las glaciaciones. Ya se sabe: en la noche de los tiempos todos los gatos eran pardos.

El primitivista vulgar huye de la historia tanto como de la acción. Al pasado y al presente no los considera perspectivas ordenadoras del vivir. El culto a la naturaleza o la idealización de las comunidades arcaicas obedecen al deseo de soslayar los peligros de la historia (los peligros de la acción), porque, ante todo, el primitivista vulgar no corre riesgos. En el fondo sabe que no se compromete a nada porque no hay retorno posible a la naturaleza; no queda naturaleza virgen a donde ir. La naturaleza anterior a la historia no existe, ni siquiera para los primitivos; toda ella gira en torno a la economía. Como dijo Bernard Charbonneau, “la naturaleza es el jardín público de la ciudad total”. La naturaleza está ya urbanizada y suburbializada. Tanto para liberar la naturaleza como para liberar a los individuos son necesarios el pensamiento estratégico y la acción social; en una palabra, son necesarias las revoluciones que nos han de llevar a una civilización libre de la mercancía y de la industria. La revolución es la única manera de hacer historia consciente y la historia es el modo específicamente humano de existencia, el medio donde los individuos pueden situarse y reconocerse, hacerse a sí mismos y para sí mismos. ¿Que cómo se hace la historia? Pues, como dijo alguien, primero poco a poco; después toda de un golpe.

Miguel Amorós

Charla debate con David Watson y Los Amigos de Ludd en el Espai Obert de Barcelona, el 25 de noviembre de 2003.

Principia Chaotica: Magia del Caos para el Pandaemonaeon (Peter Carroll)


En la Magia de Caos, las creencias no se ven como fines en si mismos, pero si como herramientas para crear efectos deseados. Percatarse completamente de esto es afrontar una terrible libertad en la cual Nada es verdad y Todo está Permitido, lo cual es como decir que todo es posible, pero no hay certezas, y las consecuencias pueden ser desastrosas. La risa parece ser la única defensa en contra del concepto de que uno no tiene un verdadero ego.

El propósito de los Rituales del Caos es elaborar creencias que son representadas como si fueran ciertas. En los Rituales del Caos usted falsifica hasta hacerlo real, para obtener así el poder que una creencia puede ofrecer. Después, si a usted le quedan restos de tal creencia la reirá hasta hacerla desaparecer y buscará las creencias requeridas para cualquier cosa que usted quiera hacer posteriormente, hacia donde el Caos lo dirija.

De ésta manera el Caoísmo proclama la Muerte y Renacimiento de los Dioses. Nuestra creatividad subconsciente y nuestros poderes parapsicológicos son más que adecuados para crear o destruir a cualquier dios, ego, demonio u otra entidad "espiritual" en la que podamos elegir invertir o desechar creencia, al menos para nosotros mismos y algunas veces para otros también. Los a menudo sorprendentes resultados logrados al crear dioses por medio del acto ritual, comportándose como si existieran, no debería conducir al mago del Caos al abismo de atribuir realidad última a algo. Ese es el error transcendentalista, lo cual conduce al estrechamiento del espectro del yo. Lo estupendamente verdadero recae en el rango de poderes que podemos descubrir en nosotros mismos , aun si temporalmente tenemos que creer que tales efectos son causados por alguna "otra cosa", para poder crearlos. Los dioses están muertos. Larga vida a los dioses.

La magia atrae a aquellos poseedores de un enorme ego y una fértil imaginación sumados a una fuerte sospecha de que la realidad y la condición humana son un juego de alto nivel. El juego no tiene límites, y se juega por diversión. Los jugadores pueden hacer sus reglas hasta cierto punto, y pueden hacer trampa usando parasicología si lo desearan.

Un mago es uno que ha vendido su alma para obtener la posibilidad de participar de una forma más plena en la realidad. Sólo cuando nada es verdad, y la idea de un verdadero ego es abandonada, se vuelve todo permitido. Hay alguna precisión en el mito de Fausto, pero falló al considerar esto como su conclusión lógica.

Tan solo se requiere la aceptación de una sola creencia para hacer de alguien un mago. Es la metacreencia de que la creencia es una herramienta para lograr efectos. Este efecto es frecuentemente mucho más fácil de observar en otros que en uno mismo. Es fácil de ver cómo otras personas, y hasta culturas enteras, son tanto reprimidas como liberadas por las creencias que poseen. Las creencias tienden a conducir a actividades que que podrían llegar a reconfirmar la creencia en un círculo que ellos llaman virtuoso en lugar de vicioso, aun si los resultados no son gran cosa. La primera etapa de llevar a cabo el juego puede ser una chocante iluminación que nos dirije ya sea a un cinismo irritante o a una especie de budismo. La segunda etapa es la de verdaderamente aplicar el profundo conocimiento de uno mismo lo cual puede destruir la ilusión del alma y crear un mago. La comprensión de que la creencia es una herramienta en vez de un fin en sí mismo tiene consecuencias inmensas si es completamente aceptada. Dentro de los límites impuestos por las posibilidades físicas, siendo estos límites más amplios y maleables de lo que la mayoría de la gente cree, uno puede hacer real cualquier creencia que uno escoja, incluyendo creencias contradictorias. El Mago no se esfuerza por alcanzar la meta de una identidad limitante, mas bien él desea alcanzar la metaidentidad de poder convertirse en cualquier cosa.

Así es que bienvenidos al Kali Yuga del Pandaemonaeon en dónde nada es cierto y todo está permitido. Pues en estos días postabsolutistas es mejor construir sobre arenas movedizas que sobre la sólida roca que solo le confundirá el día en que se haga añicos. Los filósofos han llegado a ser no otra cosa que los guardianes de sarcasmos útiles, pues el secreto es en realidad de que no hay tal secreto del universo. Todo es Caos y la evolución no se dirige a ningún lado en particular. Es el puro azar quien rige el universo y así, sólo así, es buena la vida . Nacemos accidentalmente en un mundo aleatorio donde sólo las causas aparentes conducen a los efectos aparentes, y es muy poco lo que está predeterminado, gracias a Caos. Como todo es arbitrario y accidental entonces estas palabras quizás sean demasiado pequeñas y peyorativas, quizás deberíamos mas bien decir que la vida , el universo y todo es espontáneamente creativo y mágico.

Aceptando la realidad estocástica podemos exclusivamente movernos en definiciones mágicas de existencia. Hasta los caminos del exceso pueden conducirnos al reino de la sabiduría, y muchas cosas indeterminadas pueden suceder en la senda hacia el equilibrio termodinámico. Es en vano buscar tierra firme en la cual estar parado. La solidez es una ilusión, como lo es el pie que se para sobre ella, y el yo es la ilusión más borrosa de todas.

Las pesadas vasijas de la fe están agujereadas y naufragantes junto con todas los botes salvavidas. Entonces iría usted de compras al supermercado de la sensación y dejariá sus preferencias de consumidor definir su ego verdadero? ¿O robaría usted de una forma atrevida y alegre, los tesoros de las arcas de la creencia o de la sensación tan solo por diversión? Pues la creencia es una herramienta para lograr cualquier cosa que uno elija considerar importante o placentera, y la sensación no tiene otro propósito que la sensación. Entonces sírvase de ellas sin tener que pagar un precio. Sacrifique la Verdad por Libertad en cualquier oportunidad. La máxima diversión, la libertad y el logro requiere el hecho de no ser uno mismo. Hay un casi inexistente mérito en simplemente ser cualquier cosa que usted estuviera destinado a ser tan solo por el accidente del nacimiento y circunstancias. El infierno es la condición de no tener ninguna alternativa.

Rechace entonces las obscenidades de uniformidad irreal, orden y propósito. Cambie de dirección y afronte la ola gigantesca del Caos de la cual los filósofos han estado escapando despavoridamente por milenios. Salte dentro y salga surfeando su cresta, retozando en medio de los misterios e ilimitadas rarezas que reside en todas las cosas, por aquellos que rechazan falsas certezas . Gracias a Caos. Nunca lo agotaremos. ¡Cree, destruya, disfrute!
IO CHAOS!

Traducido por Kaosmos

miércoles, 3 de marzo de 2010

Esculpiendo a la Bestia (Dave Lee)



From CAOTOPÍA!
Por Dave Lee

La magia es como una entidad multidimensional, un concepto tan vasto que toca todo. Y, por su propia naturaleza, la mayor parte de ella está escondida, en el dominio del misterio, eternamente perseguida por la mente inquisidora. No hay ningún sistema o modelo de magia absolutamente satisfactorio; como mucho, un libro sobre magia es una valoración de técnicas envueltas en un modelo creíble. Todos moldeamos a la bestia de acuerdo a lo decidido por nuestras obsesiones, y esto es exactamente lo que haré.

La magia es un arte delicado, con una tasa de bajo-éxito, al menos al principio. La motivación por ella no es habitual; generalmente, si pudiese hacer algo sin magia, lo haría. La magia amplía nuestras fronteras, otorga un sentido y una inteligencia a la vida, permite el desarrollo de nuestros propósitos.
Escogemos nuestros mundos todo el tiempo; afirmamos o negamos algún “hecho” muchas veces al día. Un mago es cuidadoso en la manera en que hace esto: es así como mantenemos unida nuestra realidad. Concientemente o no, estamos siempre escogiendo creencias. Nos contamos a nosotros mismos historias sobre cómo somos y cómo es el mundo en relación a nosotros.

Los magos del Caos usan cualquier sistema de creencias que permita o facilite la magia en un momento determinado. Generalmente, la creencia se irá gastando mientras el crítico dentro de uno mismo se aferra a sus defectos. Esto explica parcialmente el fenómeno de la suerte del principiante en la magia - cuando yo apenas empezaba a hacer hechicería, tuve una gran cadena de éxitos. De repente se acabó. Pasó un buen tiempo antes de darme cuenta que había dado con mi propia naïveté, y tuve que formular otra opción para salir con un nuevo sistema de creencias que pudiese reactivar mi hechicería.

Mientras nos hacemos más concientes de este proceso los efectos se vuelven más obvios, y somos forzados a escoger nuestras creencias cada vez más cuidadosamente. Aquí es cuando empezamos a tener fuertes opiniones acerca de a que meta-creencias aferrarnos, cuando empezamos a construir nuestra propia Caotopía. Este es también el punto en el cual se podría decir que entendemos los patrones de nuestra “voluntad real”. Nuestra propia gran mente/inconsciente, disfrazada de universo, nos presenta con limitaciones como la expuesta anteriormente. Estas crisis nos invitan a saltar fuera de nuestros marcos de referencia obsoletos para adoptar nuevos enfoques creativos.

Entre las hordas de definiciones de magia, las que más me atraen en el presente son: Las tecnologías de creencia orgánica. Éstas constituyen el fundamento de un modelo de actividad mágica muy generalizado y simplificado, que utiliza el concepto de creencia orgánica de Austin Spare, una creencia que ha sido implantada tan profundamente, que condiciona el mundo de uno de manera un tanto automática:

1) SELECCIÓN DEL OBJETIVO
2) GNOSIS
3) INSERCIÓN DE NUEVA CREENCIA (ORGÁNICA)
4) EFECTO DE LA CREENCIA ORGÁNICA EN LA REALIDAD COLECTIVA.

La selección cuidadosa y precisa de objetivos es de vital importancia, pero las técnicas para hacerlo existen en el ámbito de la psicología mundana - las técnicas de “resultados bien formados” y “pruebas de congruencia” se pueden encontrar en manuales de Programación Neuro-Lingüística. Ya hemos mencionado el estado de gnosis. La inserción de la nueva creencia en un nivel lo suficientemente profundo como para volverse “orgánica” es la parte complicada: se deben presentar a la mente las instrucciones para crear la nueva realidad que deseamos de manera que no entren en conflicto con las creencias que ya están en el inconsciente. La creencia se vuelve orgánica si se presenta a la mente inconsciente de manera congruente, insertada dentro de un paradigma atractivo. Una gnosis poderosa puede hacer añicos los lazos de la creencia, pero la magia puede ser saboteada por una resistencia inconsciente a las implicaciones de la nueva creencia, a menos que la mente haya sido preparada (como engrasada), por un cambio de paradigma más atractivo. Cuando apuntamos nuestros cambios de paradigma con sutil precisión, podemos encontrar que somos capaces de una acción mágica mucho más poderosa, o que es posible conseguir el mismo resultado con sólo la mitad de la tensión y el doble del placer. Para citar la frase de Spare, estamos haciendo nuestro propio “alineamiento sagrado”, asentándonos en el punto de la conciencia que hace la magia posible en ese momento. La resistencia inconciente es sin duda la causa más común del fracaso mágico. Esto hace de la selección de creencias un tema muy importante a la hora de habilitar o deshabilitar nuestra magia. Es también el área que da lugar a la mayor parte de controversias, por consiguiente la razón más interesante por la cual se siguen escribiendo libros sobre magia.

Traducido por El Pricto