sábado, 23 de enero de 2010

Materialismo histórico de la vida cotidiana



Durante nuestra historia, esta nos ha sido contada de múltiples maneras. La historia es la utopia primordial del hombre, desde las primeras sociedades. Las primeras utopías fueron contadas por Platón. Antes, las ciencias ocultas (las ciencias del espíritu antes de Platón) tenían una practicidad más sencilla. Implicaban un intento de dominio de la naturaleza, no así por su naturaleza: la relación del hombre con el entorno. Los hombres llamados primitivos si poseían aquella sabiduría nómada. Pero con el asentamiento de las agriculturas, surge la capacidad de apropiación de la materia prima: la distribución equitativa de los productos entorno a las primeras células y tribus, dejo de serlo con la nueva capacidad de obtener excedente en relación a las necesidades reales de la comunidad, lo que Marx llamaba plus-productos. El excedente de productos genero la apropiación de estos por algunos miembros de la comunidad, principalmente los poseedores de un mayor conocimiento (y hasta aquí conocimiento corresponde con un conocimiento de las costumbres de la tribu, una tradición y verdadera sabiduría con respecto a la naturaleza) y la capacidad física. Aquí empieza la corrupción del poder. El conocimiento y la capacidad física se tradujeron en poder de apropiación del excedente, y la procuración de la propiedad privada, a través de lo que Marx identifico como "poder intelectual" y "poder físico". Capacidad de apropiación por otros medios, por el hombre: surgimiento de las sociedades divididas en palabras de Clastres.
Mi intento aquí no es hacer una reconstrucción histórica del desencadenamiento de poder en sus formas capitalisticas, sino apuntar al surgimiento del pensamiento histórico como necesidad de reconstruccion imaginaria del desastre capitalista.

Con el surgimiento de las primeras sociedades y sus lacras capitalistas derivas del menester de la propiedad privada, las sociedades divididas, surgen los desastres de la guerra capitalista, y ciertamente la guerra de clases. Platón es el símbolo del surgimiento de las utopías capitalistas. El intento de solucionar los problemas de los órdenes naturales, sociedades perfectamente organizadas, el dominio de la historia por el espíritu. Las primeras utopías eran ciudades: organización de una estructura perfecta en armonía. Por eso pensamos la historia, intentamos robársela al caos. El materialismo histórico posee el valor de plantear una utopia del poder que constituye la sociedad, la utopia de los trabajadores. Hacia donde debe marchar la historia. Es rico en esperanza y ciencia. El materialismo histórico fue componente fundamental en el terreno de las ideas, en la guerra moderna por el vacío de poder, la conquista de lo imaginario, el pasaje a la tierra de la hierba, la conciliación del cielo y el infierno, Dios mismo, el mito revolucionario de Sorel, la alternativa a las pesadillas de Orwell y Hurxley. Utopia o distopia capitalista. El problema del pensamiento utópico en nuestras sociedades actuales reside más en el intento por monopolizar el conocimiento. Por esto Feyerabend reclama defender a las sociedades de las sociedades científicas, porque el conocimiento es poder, es un saber-poder. La ruptura postmoderna con las utopías modernas se produce después de las guerras mundiales del hombre. El desastre de las ciencias humanas políticas y sociales fue el anarquismo ontologico de la ruptura del hombre con el Estado y las masas. La lucha por la diferencia: Hippismo, Punk, movimiento contra la guerra, Paris y mayo del 68', Latinoamérica revolucionaria, la pesadilla del gusano Hungtinton "los excesos de la democracia" en Estados Unidos: lucha por los derechos civiles, raciales, feministas, existencialismo, desconfianza hacia los partidos de masas, revoluciones culturales en todos los ámbitos. Con el triunfo de la diferencia se marca la ruptura definitiva con las viejas utopías modernas de lo universal. Nunca mas una ideología totalizante podría hacer converger a la civilización y convencerla de civilizarse, todas podrán ser falseadas. Pero ojo, este no es un llamamiento a abandonar las utopías. Al contrario solo es un antecedente más en nuestras manos. Mas que un triste funeral representa la posibilidad de la diferencia, lo singular. Romper con las utopías significo dejar de teorizar la solución perfecta y llevar manos a la obra. Los diversos grupos sociales hoy pueden reclamar su territorialidad real e imaginaria, cada individuo su materialismo histórico. No debemos abandonar las utopías, lo que debemos dejar es la pretensión de universalidad por la fuerza, es decir debemos construirla colectivamente, sabiendo que esto significa tomar lo justo y necesario, depositar las utopías a nuestra cotidianidad. No se puede construir un mundo mejor con los viejos fantasmas del materialismo histórico, pues ya rompimos con el destino: podemos pensar nuestro propio destino, porque realmente lo construimos día a día. Es lo único que tenemos realmente, por eso necesitamos una comprensión de nuestra historia, porque de ella se deriva nuestra energía utópica. Esto significa además comprender que nuestra imaginación y recuerdos están conectados con una experiencia, es decir, que existimos mas allá de lo que nuestros sentidos permiten. La red, la matriz.

Con la fragmentación del conocimiento surgió una nueva posibilidad, ya nunca mas objetividad mas que para nosotros mismos. La decadencia del estado-nación permite la construcción de redes más allá del imperio de la ley. Sin embargo la reacción capitalista a la sociedad civil activa, significo la reconstrucción de un capitalismo que ya no apela a una objetivación de la historia. Los grandes burgueses se contentaron con la repartición del poder, crearon nuevas reglas para su propia lucha de clases: el libre mercado. Producción del imaginario social. El Consenso de la mano invisible. Abandonaron sus propias utopías personales imperialistas para embarcarse todos en el proyecto del imperio, del nuevo orden mundial. Conciencia de clase burguesa. Mientras las diversas clases explotadoras se unieron a través de la nueva contractualidad, las clases precarias organizadas en red comprendieron que la única salida era pelear por su propia territorialidad: incluso muchas células marxistas en la actualidad optaron por formas de organización descentralizada, control territorial, organización inteligente del trabajo y cooperación, organización en red.

Esta nueva posibilidad genera nuevas condiciones de guerra social, el capitalismo prepara y tecnologiza sus nuevos mecanismos: Los medios de comunicación, la televisión primordialmente. Mas que "reproductora" de lo real, "productora" de realidad. Maquina productiva de utopías, sueños, apelando al valor subjetivo, complejo de inferioridad, múltiples sociedades deseables, captura de la imaginación y control del futuro. Por esto reclamo un materialismo histórico de la vida cotidiana: reconstruyamos la utopia cotidianamente, en nuestro valor propio, pero basándonos en nuestra propia historia y experiencias. Las maquinas productivas de la necesidad capitalista están ahí para hacernos desear cosas que no necesitamos realmente, con deseos que nos trascienden y utopías que dejan de serlo al mejor postor, a los que pueden demandarlo. En este sentido el Estado es la prostituta preferida del capital financiero. Si la población no tiene dinero para consumir, el Estado facilitara el placer a través de bonos de clase media y pobre, al tiempo que precariza la vida del trabajador. Analogía de la conquista española en Latinoamérica: nos cambian vidrio por "oro", nuestra capacidad de imaginar. Mi única moral, como pensaba Stirner: los individuos no deben dejarse poseer por objetos que trasciendan su existencia. No pido que no creamos en las utopías, pero creémosla desde nuestra vida cotidiana, una utopia práctica, no una que nos sirva para enmarcarla y colgarla de cuadro: un materialismo histórico de nuestra vida cotidiana.

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